Calidad de vida versus tabaquismo
“la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el
contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación
con sus objetivos, sus expectativas, sus normas, sus inquietudes. Se trata de
un concepto muy amplio que está influido de modo complejo por la salud física
del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones
sociales, así como su relación con los elementos esenciales de su entorno”
Como vemos en esta definición, la calidad de vida es
un concepto muy amplio y complejo, en la que hay que tomar en cuenta la salud
física, mental, y el entorno social, y desde mi punto de vista estas tres
variables están totalmente deterioradas en el fumador.
El tabaquismo es la primera causa
de invalidez y muerte prematura del mundo. Está directamente relacionado con la
aparición de diferentes enfermedades, varios tipos de cáncer,
entre ellos los de pulmón y vejiga, y de más del 50% de las enfermedades cardiovasculares. El fumar es
directamente responsable de aproximadamente el 90% de las muertes por cáncer de pulmón y aproximadamente el 80-90 por
ciento de la enfermedad pulmonar obstructiva
crónica (EPOC) y enfisema
pulmonar. En general todos estos daños orgánicos que produce la adicción al
tabaco son de conocimiento público, todos los
fumadores saben perfectamente los riesgos de salud que afronta su organismo al
encender cada cigarrillo.
Mas allá de las graves patologías provocadas
por el cigarrillo, hay muchas cosas pequeñas de la vida cotidiana en las
cuales la salud física del fumador se ve deteriorada, y están en relación directa
con la calidad de vida. Un ejemplo de esto es el mal aliento constante día y
noche, ni hablar por la mañana al despertar, los dedos amarillos, la piel de
sus manos y su rostro reseca, olor a humo en su ropa, en su pelo. El fumador no
percibe estos olores porque su olfato esta disminuido por el hecho de fumar,
como así también el gusto, tiene las papilas de la legua barnizadas de
alquitrán, lo mismo que sus dientes amarillos. El sueño tampoco es óptimo, ya
que tiene dificultades al respirar, muchas veces se despierta por ataques de tos en medio de la noche o por la
mañana al despertar. No utiliza escaleras, evita constantemente el esfuerzo
físico, ya que no tiene la posibilidad de recuperación suficiente por la mala
oxigenación de su organismo. Por esta falta de oxigeno constante, su corazón se
ve forzado a trabajar mas que el de una persona no fumadora.
En los ambientes que se mueve el
fumador, como por ejemplo su casa, las cortinas, alfombras, almohadones, huelen
a humo. Sus almohadas también huelen a humo, y normalmente están quemadas, al
igual que las sabanas. Los ceniceros llenos de colillas son pestilentes. Algo
similar sucede dentro de su auto, los tapizados, siempre e indefectiblemente están
quemados, huelen a humo, y el piso esta siempre lleno de ceniza. Este es el
medio ambiente cotidiano en el que se mueve el fumador, convengamos que este
entorno es creado por él mismo, y no es el mejor para vivir día a día. En este entorno también conviven
con él personas que no son fumadores, pero que padecen de este hábitat creado
por el fumador, en general son cónyuges, hijos, y en algunos casos compañeros de trabajo. A estos se los denomina
fumadores pasivos, y me referiré a ellos mas adelante.
No solo psicológicamente, sino también
socialmente, el fumador es un esclavo de su adicción, ya que hoy en día en
general esta prohibido fumar en muchos lugares públicos. Muchas veces el
fumador no puede disfrutar de una reunión social por este motivo, en
ocasiones esta esperando poder terminar de cenar lo antes posible para poder
fumar, no puede disfrutar de una buena cena o de una reunión con amigos, por
estos motivos.
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