Dependencia Psicológica


Psicología del fumador y dependencia psicológica

Como ya hemos visto, hay varias conductas características en todos los fumadores. Una es la racionalización, esto es buscar algún tipo de explicación lógica para su adicción. Otra es la negación, ya hemos visto mas arriba cómo el fumador  tiene argumentos siempre para negar o minimizar su adicción.               
             La racionalización y la negación son conceptos conocidos por todos los Psicoanalistas y Psicólogos, no voy a profundizar más en estos temas muy técnicos, porque ya lo han hecho el  Dr. Freud y muchos otros autores. Pero sí quiero señalar que la racionalización y la negación, en el caso del tabaquismo, forman parte de  un complejo sistema de creencias, creado por cada fumador, con el único objetivo de seguir fumando.
             Como hemos visto anteriormente, la racionalización del fumador, se manifiesta en argumentos tales como, “me calma los nervios”, “me causa placer”, “me ayuda a concentrarme”, etc. Puede haber miles de estos argumentos, son explicaciones falsas que el fumador tiene acerca del por qué fuma, y con ellas intenta dar una explicación razonable de su adicción.
             La negación en el fumador, la vemos cada vez que el fumador niega su adicción, y niega estar en un problema, los argumentos más comunes son: “a mi no me hace mal”, “yo no fumo mucho”, “cada vez estoy fumando menos”, “cuando quiero lo dejo”, “mi médico no me dijo nada del cigarrillo”,"me hice una placa de pulmón y no tengo nada”, etc. Pueden ser infinitos estos argumentos, el hecho de negar un problema, evita tener que solucionarlo, y ahorrarse todo el tiempo y esfuerzo que requiere la solución de ese problema.    
            
            Voy a hablar aquí también de la autoestima como variable psicológica, que pasa por diferentes momentos, depende en qué etapa esté el fumador. En general cuando se inicia la adicción, suele ser normalmente en la adolescencia, hay una falsa ilusión de que el cigarrillo en la mano eleva la autoestima, y otorga una sensación de seguridad y confianza en si mismo. Esto se sigue dando, a lo largo de toda la vida del fumador en su etapa activa, solo cuando el fumador comienza a plantearse la posibilidad de dejar de fumar. Ahí la autoestima esta bajísima, el fumador se siente un esclavo dependiente, y cree que no va a poder hacerlo, en esta etapa se escuchan cosas, como “no puedo dejarlo” o “no tengo voluntad”, obviamente ninguna de estas cosas son ciertas, todos pueden dejar de fumar, en el mundo día a día, hay miles de fumadores que dejan de fumar, solos, con ayuda de medicamentos, o terapias específicas para el tabaquismo y todos los seres humanos tienen voluntad para hacer muchísimas cosas cotidianamente. Sucede en el fumador, que a veces, los reiterados fracasos al intentar dejar de fumar hacen que se genere esta idea de no tener voluntad. Y por ultimo, cuando el fumador logra dejar de fumar, la autoestima aumenta considerablemente, cuando el adicto pasa de la etapa activa de la adicción a la etapa pasiva, y realmente logra no fumar mas, hay una sensación de ruptura de esa esclavitud que plantea el cigarrillo, hay una sensación de triunfo y liberación, comparable solo con la sensación de lograr grandes objetivos en la vida.

             En cuanto a la dependencia psicológica específicamente, podemos ver que esta se hace presente, en la sensación de seguridad que les da a todos los fumadores, si bien esto es una ficción visto objetivamente, el fumador cree realmente que el cigarrillo le sirve para afrontar situaciones difíciles, o estresantes, desde problemas laborales, discusiones con su pareja, o algo tan simple y cotidiano como pinchar un neumático del auto. El fumador, siempre, antes o después de encarar estos problemas, encenderá un cigarrillo.
            A muchos fumadores les sucede que no pueden quedarse sin cigarrillos, en algunos casos al llegar la noche es probable que le queden solo uno o dos cigarrillos en el atado, y no les parece suficiente, son capaces de salir a cualquier hora de la noche a comprar cigarrillos, no por que tengan ganas de fumar, sino porque no se sienten seguros de lo que podría llegar a pasar si se quedan sin cigarrillos. Aparte de este temor, muchos no conciben la vida sin cigarrillos. En algunos casos le otorgan al cigarrillo características humanas, tales como “un compañero” o “un amigo”, esto es muy importante ya que en algunos casos cuando el fumador logra no prender más un cigarrillo, hay una sensación de duelo.
             El duelo, es un proceso psicológico normal, que comienza con una pérdida, si bien el hecho de dejar de fumar es una conducta sana y deseable, la mayoría de los  fumadores lo vive como una pérdida, en algunos casos como un verdadero duelo, con una profunda angustia,”hace mas de veinte años que me acompañaba”,”es mi compañero de toda la vida y ahora no lo tengo mas”, estas son frases que se van a escuchar cuando el fumador logar no fumar más. Por suerte este “duelo” del fumador dura solo unos pocos días, no como los duelos verdaderos que a veces duran años.      

            Por último la autoimagen, algunos fumadores no conciben su propia imagen en el espejo sin un cigarrillo en la mano o en la boca, hay una imagen de si mismo desvirtuada totalmente, pero que ha llevado años forjándose, en muchos casos llegan a pensar que no es posible disfrutar de ningún momento en la vida sin el cigarrillo. Esta imagen desvirtuada, y la imposibilidad de ver la vida sin cigarrillos, también forman parte de ese sistema de creencias que el fumador se forja durante muchos años para seguir fumando, y están tan arraigadas en él, que es una de las tareas más arduas: trabajar para que estas ideas una a una vayan desapareciendo


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